sábado, 25 de junio de 2011

ESCANDINAVIA PARTE 2

Como bien se puede deducir del título del posteo anterior, debe haber por lo menos una segunda parte…
Si mal no recuerdo dejé el relato anterior cuando estábamos acampando a orillas de un lago en Suecia, creando nuestras armas anti trolls. Pero todo lo bueno tiene que bajar. O era todo lo que sube? No importa…la cuestión es que a la mañana siguiente, a pesar de seguir teniendo un clima que seria la envidia de jardinero del Edén, partimos. Próximo destino: Göteborg. No se cuantas horas manejaron los chicos, porque este servidor tiene un don especial para dormir en cualquier tipo de transporte (aquellos que toman el Mitre a las 8 de la mañana probablemente tengan el mismo don), eso incluye camionetas hippies en medio de la ruta, aviones, autos y bicicletas. Dormir mientras se maneja la bici no es de lo más sano que se podría hacer, pero tiene su magia. Pero volvamos al viaje. Odio irme por las ramas…y odio que la gente se vaya por las ramas. Empiezan a contarte algo y de golpe saltan con cualquier otra cosa. Imposible entender algo de esta manera. Göteborg. Cuando llegamos a la ciudad, luego de dar un par de vueltas encontramos un estacionamiento gigante, lugar perfecto para estacionar nuestras carrozas. Una cervecita? Si, por qué no. Nunca está de más. Nos bajamos, pagamos el estacionamiento y vamos a caminar un poco por el centro. Durante la caminata algo llama poderosamente nuestra atención. Sobre una que parece ser la avenida principal viene un camión de carga…esos que se usan para llevar vacas. Pero su carga dista mucho de ser un conjunto de deliciosos bovinos. Una manada de estudiantes vestidos de marineritos y marineritas saltan, cantan, gritan y toman en la parte trasera de dicho transporte. Carajo, que buena idea...para mi próximo cumpleaños alquilo un camión y nos vamos a dar vueltas por ahí. Pasa el camión y nosotros seguimos nuestro camino. A escasos metros de la esquina donde tuvimos el encuentro con la marina sueca aparece otro camión. Deja vú! No, no es el mismo, es otro. Pero las características son las mismas. Estudiantes vestidos de marineros en evidente estado de ebriedad saltan, se empujan, cantan, gritan. Claramente algo pasa. O hay algún evento especial o los suecos celebran todos de la misma manera. Nos acercamos a una señora en la calle y preguntamos. Gracias a Thor (estamos en Escandinavia…hay que meterse en la cultura) que todos hablan inglés. “Che vieja, que carajo pasa? Ló pibe´se volvieron locos?” “No, jóvenes. No están locos. Pero sucede que hoy es el último dia de escuela, por lo que los egresados salen a celebrar…es una tradición de muchos años ya, salir a festejar vestidos de marineros por el centro de la ciudad…y vieja las pelotas pendejo.” Una señorita. Mientras nos dice esto vemos pasar por lo menos tres camiones más con el mismo cargamento.

Parece que llegamos a la ciudad en momento perfecto, todo huele a joda. Julius y yo nos miramos y automáticamente nos entendemos. “HOY SE SALE”. Luego de recorrer la ciudad durante algunas horas volvemos a nuestras viviendas. Y empezamos los preparativos. Primero, cocinar la cena. Jascha se encarga. Fideos FTW. Mientras éstos se cocinan nos dedicamos a hacer lo que mejor saben hacer los alemanes: tomar cerveza. La previa antes de cenar no es muy sana. Sobre todo si dicha previa incluye jugar algunos juegos para tomar y hacer varios shotguns con las latas. Justo cuando todo apunta a terminar en desastre aparece Jascha con la cena lista. Genial. Cenamos…y volvemos a lo mismo. Una hora después tiro el comentario: “Che loco…ya estamos mamados…vamos de joda”. Pero la respuestas no es la esperada. Los muchachos tomaron de más parece. Daniel, Niko, Jascha y Kai deciden quedarse en los móviles a dormirse una nona. Pero Julius y Hans me secundan. Empezamos a caminar y a los pocos segundos se nos une un sonriente Christoph. Y no es difícil adivinar el motivo de su sonrisa. En sus manos lleva una botella pequeña con un líquido incoloro. Agarro la botella y leo la etiqueta: RUM, EXTRA STRONG. %75. Fuck, esto no va a terminar bien. Y llegamos al centro. La primer parada la hacemos en un quiosco para comprar una coca. Son alemanes, pero no enfermos mentales. Nadie toma ese ron puro, ni siquiera para joder. Coca en mano encaramos hacia los boliches donde nos dijeron que está la joda. Pero algo nos detiene. Y ese algo es el sonido de una sirena. Miramos hacia atrás y vemos estacionado un poliauto. El conductor nos hace señas. Nos acercamos y de adentro del coche baja una oficial. Si ustedes recuerdan, en algún momento comenté que las policías en Dublin están buenísimas. Bueno, al lado de esta oficial, las de Dublin son una patada en la entrepierna. Nos empieza a hablar en sueco, pero ninguno la está escuchando. Estamos todos con cara de boludos mirándola. No voy a especificar que miraba cada uno, pero creo que después del escaneo que le hicimos esta señorita va a tener problemas por radioactividad. Y tampoco es boluda. Se da cuenta que no le estamos prestando atención y repite en voz mas alta. Por suerte el elevamiento de la voz hace que salga del trance y le responda que no hablamos sueco, que si por favor puede expresarse en inglés. Y lo hace. “No está permitido tomar en la via publica. Por favor, vuelque el contenido de la botella en la acera.” Me parece que me habla a mí. Si, definitivamente me habla a mí. Lo que quiere decir que debo tener una botella de cerveza en la mano. Si, la tengo. Mierda. Veo un tacho de basura a escasos metros y empiezo a caminar hacia el para tirar el recipiente. “Señor, le dije que lo tire aquí mismo.” La miro anonadado. “Aquí? En la vereda?” “Si…rápido por favor.” No habla en joda. Empiezo a vaciar la cerveza en el piso frente a la atenta mirada de doña oficialestoymasbuenaquecomerpolloconlamanoymehagolamalaporqueesmassexy. Apenas termino de vaciarla me dice que ahora puedo tirar la botella en el tacho…y nos advierte que es una multa de 500 coronas suecas por tomar en la via publica. 500 coronas suecas son alrededor de 50 euros. “Pero podemos arreglar lo de la multa de otra manera…algo más privado tal vez” dice mirándome y me guiña un ojo. Mierda, tengo que dejar de mirar porno, me está afectando. Cuestion que nos fuimos sin la multa porque la poli se puso en copada. “Che…donde mierda está Christoph?” La pregunta se responde sola. Christoph viene caminando hacia nosotros, tomando de su roncoca. “Cuando vi que la mina se enojó por una cerveza me fui cagando…si nos agarran tomando esta porquería nos meten a todos en cana…” Dicho esto toma un cuarto de botella de un tirón. Todavia no lo sé, pero es la última vez que voy a ver  Christoph esta noche. Empezamos a caminar hacia el boliche que nos dijeron los jóvenes de la ciudad. Llegamos a la puerta y empezamos a hacer la cola. “Che…donde mierda está Christoph?” Y no hay respuesta. Desapareció. Estúpido ebrio. Bueno, no importa. Nosotros estamos de joda. La fila avanza y finalmente nos encontramos frente al patova. “Invitaciones por favor…” “No tenemos, pero vamos a pagar la entrada” “Es una fiesta privada muchachos solo para estudiantes y sus invitados. Si no tienen invitaciones no pueden entrar.” FUCK!!! Decepción mil por ciento. Nos vamos de la fila y vemos que a la vuelta del boliche sucede algo. Justo doblando la esquina hay muchos de estos jóvenes marineros. Sobre esa calle hay una salida del boliche por la cual salen todos a fumar. Y entonces hacemos lo que mejor sabemos hacer: sociales.

Como dije, todos hablan inglés. Parece ser que para entrar hay que tener un sellito en la mano. Y una chica (de la cual jamás entendí el nombre) nos dice que tiene una idea. Empieza a lamer su sello y de golpe toma mi mano y me pone el sello sobre mi muñeca. Increiblemente queda bien. Automaticamente Julius hace lo mismo. Y volvemos a la puerta. Hans está haciendo sociales con otra gente. Una vez en la puerta este grupo de chicas entra mostrando el sello y Julius las sigue. Pasa. Genial, solo tengo que mostrar la muñeca y estoy adentro de la joda. Estoy a punto de entrar y se pudre todo. La gran desventaja de ser un hombre calvo, con barba candado y una gran cicatriz rodeando tu cabeza es que no pasas desapercibido. La gente recuerda tu cara. El patova que no nos había dejado entrar antes se acerca y se da cuenta de mi intento fraudulento y me saca. Es la primera vez que mi hermosura me juega en contra. No la pongo más. Frustración elevada a la décima potencia. Vuelvo con Hans. El plan por el resto de la noche: quedarnos ahí charlando con gente. Una cagada. Los dos tenemos un re lindo pedo y lo estamos desperdiciando. Pero no queda otra. Este es el único boliche abierto un miércoles. El resto de la ciudad está cerrado. Una hora después volvemos a las camionetas.
A la mañana siguiente descubrimos que Christoph está vivo. Y que Julius tuvo una ultra noche de ultra joda adentro de ese boliche. No quiero escribir sobre esto. Me frustro más.
Siguiente parada: el mar. No hace falta decir que manejamos un par de horas para llegar a él. Pero finalmente encontramos un lugar para acampar perfecto. Una mini playa, con un hermoso muelle de madera diseñado para poder saltar al agua. Genial. Y esto no es todo. Estamos rodeados por pequeñas montañas y rocas. El paisaje invita a ser recorrido. Y eso hacemos con Julius. Empezamos a caminar. El lugar está lleno de pequeños islotes conectado al continente por rústicos caminos de rocas, si es que pueden ser llamados así. 

A lo lejos vemos una casa en la cima de una colina. Y hacia allí nos dirigimos. La colina está sobre otro islote, pero éste está conectado con un puente que pasa sobre el agua. Mientras lo cruzamos notamos dos cosas: la casa está abandonada, o por lo menos sin nadie que la vigile en este momento, y vemos tres botes anclados cerca de la casa. De nuevo nos miramos y nos entendemos. Cuán épico podría ser afanarnos el bote y llegar a donde están los chicos remando? Demasiado épico. Y eso es exactamente lo que hacemos. Luego de chequear nuevamente que no haya nadie en la isla vamos hacia los botes y nos montamos en uno. Estamos por empezar a remar y escuchamos unos gritos que vienen desde el otro lado del puente. Hans y Christoph se dirigen hacia nosotros. Nos miran, los miramos. Segundos después los cuatro estamos en el bote remando en dirección hacia el resto. Si, nos afanamos un bote en Suecia…quiénes son los más pijas ahora? Pero tenemos un inconveniente: los caminos que de piedras semisumergidas que unen los islotes entre si nos cortan el paso. Luego de tratar de cruzar por varios lados nos damos cuenta que nuestra épica aventura llega a un final amargo. Pero seguimos siendo re pijas. Porque nos afanamos un bote en Suecia…y somos tan pijas que lo devolvemos. Creo que la frustración empieza a ser una constante en este viaje.
Siguiente paso: ir a Noruega. Pero es por todos sabido que Noruega es uno de los países mas caros del mundo. Ya la península escandinava es una región cara, pero Noruega está sobre el resto. Asi que antes de cruzar la frontera tenemos que abastecernos. Y no hablo de comida. Es domingo. Por lo que está todo cerrado. Y cuál es la decisión inteligente? Estacionar las camionetas frente a la licorería y pasar la noche allí. En Suecia y Noruega el alcohol está controlado por el gobierno, lo que implica dos cosas: es caro, porque se pagan muchos impuestos por el alcohol, y solo se puede comprar en estos lugares específicos.
A la mañana siguiente nos levantamos temprano y entramos a la licorería. Creo que nunca vi tanta variedad de cerveza. Luego de varias discusiones al respecto nos ponemos de acuerdo. Vamos a llegar una cerveza negra %7. Cuántas? Ciento cincuenta latas. Estos pibes no se andan con giladas. Vamos a la caja y el señor cajero pregunta quién va a pagar. Doy un paso al frente y saco mi tarjeta de débito. Pero antes me pide una identificación para comprobar mi edad. “Por supuesto señor cajero…aquí tiene”. Y luego pide la identificación de mis acompañantes. Apenas ve la de Christoph me mira y dice “Lo siento muchachitos, no pueden comprar aquí. Para comprar alcohol se necesita ser mayor de veinte” “Pero acabas de ver que tengo veinte sorete!! De que hablás?” “Vos tenés veinte, pero tus amiguitos tienen diecinueve” “Pero YO lo estoy comprando…y YO tengo veinte” “No importa, no creo que vos vayas a tomarte ciento cincuenta latas…ahora váyanse antes de que llame a mi supervisora.” Conocen la palabra FRUSTRACIÓN?. Yo sugiero esperar hasta la tarde y volver a la licorería, pero yo solo. Imposible, tenemos que irnos. Tenemos que llegar a la casa que alquiló Hans en Noruega al dia siguiente, y es un camino largo. Y asi es como cruzamos hacia noruega…sin cerveza. Esto va a estar interesante. Ver cómo actúan los alemanes cuando son privados de su elixir.
Una vez dentro del país vikingo nos separamos. La casa rodante tiene que dirigirse al aeropuerto a recoger a Gunter que llega ese día. Gunter es otro copañero del colegio de estos muchachos, pero se une al viaje en Noruega porque tenia que jugar un partido de futbol americano con su liga. Parece ser que es profesional. En realidad se llama Steffen, pero nadie supo decirme todavía por qué mierda le dicen Gunter. El punto de reencuentro es un pequeño pueblo llamado LILEHAMMER, que se ubica a dos horas del lugar al que tenemos que ir. Y estos alemanes son tan geniales que ponen como punto de encuentro “LA IGLESIA”. Una vez que llegamos a LILEHAMMER le pregunto a Hans “che, sabes donde queda la Iglesia?” “No, pero todas las ciudades tienen Iglesia…esperemos que todos vayamos a la misma”. GREAT PLAN!!! Estos pibes improvisan mas que yo. Y les sale bien. Milagrosamente llegamos a la iglesia del centro y ahí está la casa rodante…próxima parada: DOMBAS, el pueblito donde está la casa en la que viviremos los próximos días.

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