DÜSSELDORF

Para hacerle honor a la verdad no tengo mucho que contar sobre Düsseldorf. Y se debe principalmente a dos motivos: llovió absolutamente todos los días desde que llegué hasta que me fui y después de estar tres semanas viajando y viviendo en camionetas, durmiendo en medio de bosques o en estacionamientos, etc, a uno no le quedan muchas ganas de recorrer. Por lo que decidí tomarme Düsseldorf como unas minivacaciones dentro de las macrovacaciones. Relax, películas, series, dormir, comer, tomar, series de nuevo y por qué no, tomar un rato más.

Pero estaría mintiendo si dijera que este fue el plan original. Llegamos a la casa de Jascha y mi hospedaje un lunes a la noche. Mi plan era quedarme allí hasta el viernes y ese mismo viernes irme en auto hacia Berlín, para pasar el fin de semana ahí, flasheando en alguna rave, dándole a las pastis y al vodka al ritmo de los graves industriales. Suena bien, no? Pero a la mañana consecuente a la noche de llegada recibo una desalentadora noticia. Si recuerdan, en algún momento comenté que había recibido un segundo cheque del seguro debido a mi accidente de un año atrás. Era un cheque jugoso. El plan había sido dejarlo en mi banco, ellos se encargarían de los trámites con el banco expedidor del cheque y luego lo depositarían en mi cuenta. El plazo que me dieron fue de un mes. Curiosamente se cumplía un mes ese martes por la mañana, por lo que yo, ya corto de dinero debido a gastos excesivos en fiestas en Escandinavia, tenía mis esperanzas puestas en este jugoso depóisito. Pero no todo lo que brilla es oro…menos cuando hay burocracia de por medio. El proceso que mi cheque debía seguir era el siguiente: al ser un cheque emitido por el City Bank en EEUU, y al ser una cantidad interesante, mi banco, PERMANENT TSB debía reenviar el cheque a los EEUU solicitando que se enviaran los fondos a mi sucursal del PERMANENT TSB. Una vez realizado esto los fondos serían depositados, en euros, dentro de mi cuenta. Dicho proceso toma alrededor de un mes. Cuando concurrí al banco para averiguar toda esta información, fui atendido amablemente por el señor Kevin Boyce, que me explicó todo con lujo de detalles, asegurándome que no tenia nada de qué preocuparme, solo debía esperar. GENIAL! Las pelotas. Me llama el señor Kevin Boyce. “Hola Juan, te quería comunicar que ayer recibimos tu cheque” “Uh, copado locura…cuando tengo la pasta lista para gastarla?” “No tan copado…tengo malas noticias. El City Bank nos devolvió el cheque, no los fondos, junto con una nota que dice que hay que pagar 75 USD por el servicio. Y nosotros no vamos a paga estos 75 USD.” “Pará un poquito, pará un poquito. Me estás diciendo que tardaron un mes, a.k.a. treinta días, para enterarse que había que pagar 75 USD por el servicio?” “Si, no sabíamos que nos cobraban esto.” PELOTUDEZ ESCUCHADA NÚMERO 1. Pero no es momento de putear, es momento de solucionar. “Bueno, pero a ver…yo les di un cheque de 8600 USD, saquen los 75 de ahí!” “No, el City Bank dice que ellos no pueden tomar el dinero del cheque, el dinero tiene que ser mandado aparte junto con el cheque.” PELOTUDEZ ESCUCHADA NÚMERO 2. Pero todavía hay más. “Bueno, hagamos algo…sacá los 75 USD de mi cuenta y mandalos con el cheque…” “No, hablé con mi supervisor y nosotros no queremos tener nada más que ver con tu cheque, decime en qué dirección estás que te mando todos los papeles de nuevo.” PELOTUDEZ ESCUCHADA NÚMERO 3. Y esto ya es el colmo. O sea, estuve un mes con un cheque frizado, en la era de la tecnología, en donde podés medir el nivel de toxicidad de un pedo con una aplicación de tu Ipod, o cocinarte algo de pochoclo con el último BlackBerry, un mes para que estos soretes del banco se dieran cuenta que no estaban haciendo las cosas bien. Pero Dios me regaló una paciencia y una calma de espíritu (CUAK!) que me permitieron razonar un poco antes de mandar al señor Boyce de vuelta al vientre público materno, o, dicho en criollo, a la recalcada concha de su puta madre. Todavía podía requerir de algún servicio de este banco, así que mejor dejamos las puteadas para después. “Bueno, estoy en xxxx xxxxx xxxx, Düsseldorf, Alemania. Por favor, envíalo lo más rápido que puedas. Si no lo recibo en dos días te llamo para ver que pasó. Gracias.” Corté. Ahora, pónganse en mis zapatos por un momento y analicen la situación, de un momento a otro pasé de ser un hombre con un hermoso número de cuatro dígitos en su cuenta de banco a ser un hombre con un hermoso cheque de cuatro dígitos en sus manos, cheque incobrable. El siguiente paso, obviamente fue salir corriendo a visitar algunos bancos en Düsseldorf para ver si alguno podría cobrarme el cheque en tiempo récord. Pero no. Para que los bancos puedan hacer dicho trámite necesito ser cliente del mismo, y para poder abrir una cuenta en los bancos necesito mostrar pruebas de que resido en Alemania. No, vivir en lo de Jascha por dos semanas no cuenta como residir. Mientras recorro los bancos caigo en la cuenta de algunas otras consecuencias. No puedo ir a Berlín, porque hasta que pueda cobrar dicho cheque voy a tener que cuidar cada centavito, y ya tengo que ir a Barcelona si o si la semana siguiente. Cancelamos el finde de joda electrónica. Por suerte, fui precavido y en mi mochila junto con los documentos llevo guardados tres Traveller Cheks que se encuentran allí exclusivamente para esto: emergencias. Siguiente paso, bajar la cabeza, comerme el orgullo y sumergirme en la humillación de llamar a Mami y a Papi. “PLATA, PLATA, MANDEN PLATA…MUCHA PLATA…” En mi familia nos entendemos. Bien, ya contando con el apoyo patriarcal me relajé un poco más. Y así, mientras miraba en pantalla gigante los últimos episodios de GAME OF THRONES, un plan surgió en mi cabeza. Recuerdo que cuando estuve en Dublín, averiguando cómo hacer para cobrar el cheque, una distraída señorita en el sector de información del banco me dijo que si los cheques eran de un valor menor a tres mil euros se procesaban como cheques normales. El foco se prendió y llamé a la aseguradora que me había mandado el cheque. Segundos después tengo el plan finalizado en mi cabeza. Suena complicado, como todo lo genial que hago, por lo que es más que probable que funcione (a todo esto, dos días pasaron y ya tengo el cheque junto con los otros papeles del banco en mis manos). El Plan consiste en lo siguiente: primero reenvío el cheque a EEUU. Una vez que la compañía aseguradora lo tenga en su poder pueden enviarme dos cheques por la mitad del valor total cada uno, lo que daría a cada cheque un valor menor a tres mil euros. Pero los cheques deberán ser envíados a Dublín, a la casa de Guille, amigo de confianza, que guardará los cheques hasta que yo llegue a Dublín, si, mi plan incluye ir a Dublín. Y los motivos son varios: mi banco se encuentra allí y el trámite es personal; voy a pedir hablar con un supervisor o manager de la sucursal y voy a hacer mierda al señor Boyce, aprovechando mis dotes acotarles y una exagerada indignación por lo sucedido para sacar algún beneficio a mi favor; Irlanda es el único país de la Union Europea donde puedo abrir cuentas de banco, ya que junto con el trámite del PPS NUMBER se considera que resido allí, por lo que llegado el caso de que me vaya a la mierda y mande al PERMANENT TSB a contar churros, tendré la posibilidad de cruzar de vereda y abrir una nueva cuenta en un banco que pueda satisfacer mis necesidades; y último, pero igual o más importante que el resto, tienen la mejor Guinness del mundo. Juan contra el sistema bancario internacional…si River descendió a la B yo puedo ganarle a los bancos. No tiene nada que ver pero quería hacer alusión al descenso de River desde hace rato. Pero ya les llené la cabeza con mis problemas, déjenme contarles un poco de Düsseldorf. Düsseldorf viene a ser el Recoleta de Europa. Es la capital ecónomica del Nordrhein Westfallen, todos los edificios de gobierno de dicha zona (viene a ser una suerte de provincia, por darles una comparación con Argentina) se encuetran acá. Además se encuentra una de las sedes de la Unión Europea, no recuerdo exactamente cuál. Pero bueno, ultra cheto. Todo. Los edificios, las casas, los autos. Mamita, los autos. Jamás vi tantos BMW juntos. Uno, acostumbrado como viene a ver por la calle Renault 19 medio oxidados, o FIAT 147 (QUE AUTAZO LA PUTA MADRE!!!)…ni hablar de los Falcons. Bueno, en Düsseldorf los taxis son BMW. Creo que con eso dejo todo dicho sobre el poder adquisitivo de la zona. Vale aclarar que en este momento Alemania es el país con la economía más fuerte de toda la Unión. Otra hecho que ayuda a que Düsseldorf sea tan acaudalado es que se encuentra a orillas del Rhein, o RIN, río de extrema importancia en la toda la economía de la zona. Viene a ser nuestro Río de la Plata, todo el comercio transita dicho rio.

Otro detalle que me llama la atención, la gente cumple las leyes. Y no estoy hablando de asesinar o robar bancos. Me refiero a las cosas más banales como tirar la colilla del cigarrilo en la calle, o cruzar un semáforo en rojo. No se ustedes, pero yo tengo la costumbre de que cuando voy a cruzar la calle no miro el semáforo, directamente miro a derecha e izquierda y si no viene nadie, me mando. Alguno de mis amigos cercanos probablemente les diga que soy un inconsciente que cruzo la calle mirando mi MP4 o mi celular, pero no les crean, es mentira. Bueno, acá no. Si el semáforo está en rojo te quedas paradito. Jascha me comentó que una noche, tipo tres de la matina, volvía de un bar y cruzó un semáforo en rojo…para qué. En la oscuridad de la esquina, correctamente disimulado con el paisaje urbano, se encontraba un gorra, un botón, un azul (acá se visten de negro, pero si pongo UN NEGRO van a pensar que era un chorro). Cuestión que nuestro amigo Jascha se comió una multa de cuarenta euros. Analicemos la situación: tres de la mañana, no viene nadie, la calle está oscura, es un barrio poco concurrido…si trasladamos el escenario a Buenos Aires lo aconsejable sería directamente no caminar por allí, mucho menos frenar en un semáforo. Pero los alemanes son hijos del rigor, y les va bárbaro. Deberíamos imitar este tipo de actitudes. Ok, bajada de línea fascista, cumplida. Una tarde en que caminábamos por el centro se largó a llover torrencialmente. Mi primer reflejo fue empezar a correr para llegar a la estación del tranvía lo más rápido posible, y así lo hizo Jascha también, hasta que llegamos al semáforo. Nos empapamos, literalmente, nos empapamos, pero no cruzamos.

Pero Düsseldorf tiene cosas buenas también!!! La venta de alcohol no se encuentra restringida a ningún límite horario. Saliste del boliche a las cinco de la mañana y tenés ganas de una birrita, genial, vas al quiosco inteligentemente ubicado a escasos metros del boliche y te compras una. Y así como es legal la venta de alcohol en cualquier horario, también es legal el consumo de alcohol en cualquier lugar. Podes tomar lo que quieras, cuando quieras, donde quieras. No creo que sea recomendable escabiarte todo al lado de un patrullero, pero si querés, podés. Genial. Pero esto trae aparejado un problema…las calles centrales de la ciudad, durante las noches de fin de semana, se encuentran atestadas de gente bebiendo de botellas y latas de cerveza, lo que genera un alto grado de basura en la calle. Cuantos borrachos conocen ustedes que tengan la delicadeza de tirar los envases carentes de bebidas espirituosas en el tacho de reciclaje correcto? (si, también reciclan…tienen todo separado: papel, plástico y vidrio de distintos colores). Bueno, como decía, el piso se llena de botellas y latas vacías, algunas incluso con contenido. Pero estos alemanes tienen una solución para todo. Siempre hay alguien dispuesto a sacar provecho de las distintas situaciones, como aquellos paragüeros que con solo oler la lluvia ya están parados en todas las estaciones de tren y esquinas concurridas de Buenos Aires. Ya desde antes que comience la fiesta la calle se encuentra llena de simpáticos personajes  con bolsas plásticas, mochilas, etc. Y tienen un solo objetivo, un cosa sola fija en sus mentes, cual Frodo con su anillo: COLECTAR TANTAS LATAS Y BOTELLAS COMO SEA POSIBLE. Y son increíblemente efectivos, tan efectivos que a veces incluso te sacan la botella de la mano antes de haberla terminado. Amazing.  A las cinco de la mañana la calle se encuentra atestada de borrachos, pero ni una sola botella en el piso.

Las fiestas son copadas. Mucha electrónica, mucho escabio y la gente muy simpática. El único problema: son todos ultrachetos. Y no me alinterpreten. “El pelado se va a hacer un tour por Europa de cuatro meses y se queja de los chetos…que tipo gil” Si, soy un gil, pero por otras cosas. A lo que me refiero es que los boliches apuntan a cierto público. Si no estás de camisa, pantalón y zapatos no pasas. Claramente jamás me saqué el jean, ni la camisa a cuadros ni el gorrito de lana, por lo que entrar a los chebolis estuvo complicado. Pero la simpatía gana, la mayoría de las veces. Pero bueno, si no se podía entrar al boliche la solución era ultrafácil: al quiosco a comprar cerveza y de ahí a las orillas del Rhein a seguir chupando.

Otra cosa positiva de Alemania: país barato. Todo lo que es alimentos y bebidas tiene un promedio de precio más bajo que el resto de los países por los que anduve. La electrónica tampoco es cara en comparación con otros lugares.

Eso es todo lo que se me ocurre sobre Düsseldorf. Como dije fue una etapa de chill out, relax y joda.

Próxima parada: BARCELONA.