domingo, 24 de julio de 2011

IBIZA

Creo que hablo por más de uno al decir que Ibiza está relacionado directamente con “JODA”. Tal vez se lo debamos a Hollywood, como la mayoría de las cosas buenas. Por A o por B, todos, o casi todos, sabemos que Ibiza es famosa por la joda. Vamos a ponerlo a prueba.
A pesar de ser una isla, Ibiza se encuentra dentro del reino de Catalunya, por lo que al igual que en Barcelona, todos los carteles e indicaciones se encuentran tanto en español como en catalán. En el aeropuerto hice lo que ya es rutina en cada nuevo destino: pedir un mapa y las indicaciones necesarias para llegar a la ciudad. Creo que Vicente Lopez es más grande que la isla de mierda esta. Entre la costa este y la oeste (o aquel) debe haber media hora de auto nomás.
Me subo al bondi que me había indicado la gallega cuenta chistes y en diez minutos estoy justo en el centro de la ciudad. Detalle interesante: la ciudad son unas veinte cuadras. Dentro de un rato me voy a dar cuenta que en la isla hay varias de estas mini-ciudades, o pueblitos. Bien, utilizando la lista de hostels que me dieron en el aeropuerto me pongo a caminar hasta que llego a un hostel que parece razonablemente barato. Habitación privada, veinte euros la noche. Genial. Check in y adentro. A Ibiza llegue a un horario no muy copado. Digamos que son más de las 6 y volar en avión, por que sea solo una hora, es agotador. Y acá hago un stop y confieso algo. Le tengo terror a los aviones. Bah, no es terror, pero me dan mucho cagazo. Hasta antes de venir a Europa estaba todo bien, tomaba un avión cada muerte de obispo, pero después de varios viajes por acá, y teniendo en cuenta que los aviones no son los 747 ultra equipados que se usan para cruzar el gran charco, tengo miedo. Sobre todo con los aviones de la compañía Ryanair. Los hijos de puta deben tener un sistema especial que cuando hay un poquito de turbulencia, la multiplica diez veces dentro de la cabina. No te podes tirar un pedo sin que el avión se sacuda. Anécdota: yendo de Dublin hacia Düsseldorf, el avión empezó a temblar. Yo ultra nervioso agarré los apoya brazos con mis manos y empecé a apretar. Pero resulta que no agarré los apoya brazos. Con la mano izquierda si, pero con la derecha le había agarrado la mano a la chica que se sentaba al lado mio el buen buitre aprovecha cada oportunidad. Ojala hubiera sido para buitrear. Juro que fue inconciente…el avión temblaba mucho la puta madre. Volviendo, el vuelo a Ibiza no fue muy diferente, y a pesar de haber durado solo una hora, estoy agotado. Recuerden que volar en avión no implica solo eso. Incluye la hora y media antes que hay que llegar para hacer el check in, la fila para hacer el check in, la fila para pagar el sobreequipaje, la fila para hacer el check in (si, la hice dos veces), el check in, ir a seguridad, desnudarte, que el detector de metales suene, desnudarte, que siga sonando, explicarle al guardia que tenés titanio en la geta, que no te crea, mostrar la cicatriz, seguir adeltante, subir al avión, volar, bajar, ir a retirar el equipaje y que tu valija sea la última en llegar. Si, es cansador. Asi que después de una breve caminata de reconocimiento del pueblucho, a la cama derecho.
Al dia siguiente, luego del check out, me dirijo hacia la parada de los colectivos (si, hay una sola parada de colectivos). Mi plan es irme hacia San Antonio, otro pueblucho que queda del otro lado de la isla. Hay un hostel mas barato, mas completo, más todo. Lo genial de esta islita es que todo lo podes hacer en media hora o menos. En cinco minutos estoy en la parada del bondi. Cinco minutos después llega el bondi. Veinticinco minutos después estoy en San Antonio. Cinco minutos después estoy en el hostel que tenia reservado. Awesome.
El hostel definitivamente me gusta, por lo que la decisión es quedarme ahí hasta que tenga que partir (la partida esta programada para el próximo jueves, pero no les voy a spoilear nada más).  Una vez establecida la base de operaciones, puedo dedicarme a lo que vine a hacer: DISFRUTAR. Oh si nena. En la recepción del hostel me indican la playa mas cercana. A que no saben a cuánto está. Si, cinco minutos. Es una playita, bah…no llega ni a eso. Es mas chica que una cancha de fútbol, pero no importa, lo que cuenta es lo que la rodea. Si el agua del mediterráneo en Barcelona era clara, esta de acá es transparente. Y si, es el mismo Mediterráneo…pero no se como funcionará, tal vez en Ibiza le hechan más cloro, que se yo.
Otro detalle importante: como soy un capo y voy a misa los domingos, Dios me quiere más que a ustedes, por lo que me regaló hermosos y calurosos días durante mi estancia en Barcelona y en Ibiza. Y yo he de aprovecharlos al máximo.
Esto es el paraíso. Playa,  solcito, arena tibia, agua transparente, mujeres en topless, negro vendiendo cerveza fría y sandía. Me falta tenerla a Wendy Sulca abanicándome y ya puedo decir que soy el hombre más feliz del mundo. Luego de unas horitas que fueron alternando entre broncearse, leer, nadar y escuchar música, todo esto acompañado por refrescanates cervezas (si, también tomé cerveza mientras nadaba, aunque no se podía, así que el sensual y moreno guardavidas me hizo salir del agua) me dirijo al hostel a pegarme una ducha y continuar con la segunda parte de mi plan: CONOCER LA JODA IBIZEÑA. Mi objetivo claramente es ir a alguno de esos renombrados boliches, como Amnesia. Esos en donde tocan Dj Tiesto, o Paul Van Dyk (no es joda, ambos estaban tocando las noches que estuve). Pero por desgracia, Ibiza es tan cara como famosa. La entrada mínima a uno de estos boliches cuesta cincuenta euros. Una amiga española me dijo que “el que convierte no se divierte”, y vengo aplicando esa teoría con total éxito. Pero esta vez es imposible  no convertir. A cuánto está el euro? Cinco pesos con noventa? Redondeemos a seis. Cincuenta por seis, trescientos. Trescientos mangos para entrar a un boliche. Ni en pedo. Pero ni en pedo. La entrada para ver a Rammstein me salió mucho menos. Y el tema no es que son cincuenta euros para entrar. Una vez adentro probablemente tenga sed. Y la cerveza que el simpático marroquí me vendio en la playa por dos euros, quintuplica su valor dentro de estos antros mugrosos. Ni hablar si pinta pegar un par de líneas o alguna pastillita (“EHHH EL PELADO SE LA DA DE DROGÓN AHORA!!” No me juzguen chicos, no saben por lo que estoy pasando…la droga es una forma de escaparme ¿????). Además, saben la cantidad de chupetines que me compro con trescientos mangos? Si, son bocha. Asi que cancelo la idea de ir a los boliches. Pero ese dinero ahorrado claramente tiene otro destino: los bares. Y tengo que decir que no se quedan atrás. Claramente no se comparan con los bares de Dublin, en donde me siento como si estuviera en mi propia casa, pero estos tienen su onda. Musica muy fuerte, mucha gente, buenos precios, diversión, diversión, DIVERSION!!!
Además, la ventaja que tienen los bares sobres los boliches es que podes charlar un poco con la gente e incluso sentarte. Otra cosa genial de los bares (y con esto terminan de ganarle a las mugrosas y caras discotecas): NO TE COBRAN ENTRADA. Si, estoy descargando mi frustración por no haber ido a ver a Paul Van Dyk porque soy un ratón asqueroso, repito: no me juzguen. Luego de pasar por varios barcitos/club, y con un aceptable nivel de alcohol en sangre, regreso al hostel. Diez minutos después me encuentro en la cama. No fueron cinco porque tuve que parar en el baño. No imorta para qué. El plan para mañana es ir al puerto de San Miguel, que se encuentra al norte de la isla, donde hay unas cuevas que por las fotos prometen mucho.
A la mañana siguiente y luego de preparar unos sanguchitos para la vianda, me voy a la parada de colectivo. Hay un solo colectivo que va directamente desde San Antonio hasta San Miguel, y funciona solamente los Martes y Jueves. A que no saben que dia es hoy. Si, le pegaron. Miercoles. No puedo tomar ese colectivo. Por lo cual deberé tomar uno que vaya hasta Ibiza, y desde Ibiza, uno que vaya a San Miguel. Suena a un re viaje, pero en total fueron cuarenta minutos, incluyendo quince minutos de esperar los colectivos. Que genial.
Una vez que llego al lugar donde empieza el recorrido me encuentro con una vista increíble. No vale la pena describirlo, véanlo ustedes:

Todo va bárbaro hasta que entro en las cuevas que tanta expectativa me generaron. Para empezar, no son cuevas, es una sola cueva. Para seguir, esta toda modificada. Les hago un resumen de lo que nos cuenta el guía:
“Esta no es la entrada original de la cueva, la entrada original está ubicada por allí, pero era peligroso para los turistas asi que construimos esta puerta”.
“Por aquí corria la cascada, pero se secó hace ya varios años. No se preocupen, si van a esa esquina nosotros construimos una cascada artificial para que puedan verla…y la hicimos en esa esquina de allá porque es más lindo para los tuistas y hay mas espacio”.
“Si suben la escalera, van a poder ver unos piletones natuirales, pero como estaban secos nosotros los llenamos de nuevo y le hechamos un compuesto fluorescente para darle un efecto al agua en las fotos”.
Todo artifical, todo armado para los turistas. Es más, estoy dudando seriamente que la cueva sea tal y que no sea una carpa gigante. Ahora, tengo que admitir que el compuesto fluorescente le da un efecto genial al agua y que curiosamente se ve mucho mejor en las fotos:

Pero bueno, sinceramente hubiera preferido gastarme los nueve euros de la entrada a la cueva en un par de cervezas. Pero los caminos del señor son complicados, sobre todo si no tenes un mapa. A la salida de la cueva, medio a las puteadas por el fiasco que me acabo de comer, logro visualizar una hermosa y algo escondida playita. Al preguntarle al guía si es posible llegar allí, me responde afirmativamente, pero que para ir a pata es una caminata como de  una hora y media. La temperatura debe ser aproximadamente de 37 grados, y el sol pega mucho. Imposible caminar tanto. La frustración se refleja en mi rostro. Y el guía apiadándose de mí, me dice: “Si me esperás veinte minutos, yo te llevo…tengo que ir a buscar unas cajas ahí nomás, porque vamos a agregarle unas luces alógenas a la cueva para que de noche…”
Claramente no quise escuchar el resto. Como el señor gallego prometió, veinte minutos después me encuentro en su auto camino hacia esa playita oculta. Me bajo en lo que parece ser la playa principal de San Miguel y luego de buscar por cinco minutos encuentro lo que el decorador de cuevas me dijo: un caminito que se abre hacia el costado por el medio del bosque y que lleva directo hacia la playita. Genial. Cinco minutos de caminata y allí estoy. No es exagerado decir que el paraíso debe verse similar. O incluso mejor que el paraíso, saben que es? Que todo a mi alrededor grita PIRATAS DEL CARIBE. El paisaje no para de recordarme la peli. Agua cristalina, rodeada por montañas y vegetación. A eso le sumamos el calor y ya está. A nadar se ha dicho. Lo fantástico es que a pesar de ser mar, no hay olas, por lo que si nos olvidamos del saborcito salado, es como si fuera una gran pileta natural.
Me pongo a nadar y luego de avanzar bordeando un acantilado visualizo mi revancha: otra cueva que se mete dentro de la montaña y el único acceso es nadando o en bote. Genial, seguro que el decorador todavía no llegó hasta aquí. Mi sentido de la aventura se encuentra a mil por hora. Estoy nadando en el Mediterráneo, metiéndome en cuevas inexploradas (déjenme soñar tranquilo), que más quieren?. La cuevita esta sube hacia adentro de la montaña, alrededor de unos quince metros. Me pongo a escalarla hasta que llego a la otra boca. Por la misma puedo ver el otro lado de la isla. Desgraciadamente mi cámara no es acuática, pero ya se que utilizo las palabras tan bien que ustedes sienten como si la estuvieran viendo. Neruda, sos un poroto. Luego de esta Magallanística exploración vuelvo al agua a seguir nadando un rato. Dan ganas de quedarse acá para siempre. Esto realmente cambió lo que pensaba de Ibiza. Es mucho más que joda, es hermoso. Si tienen la posibilidad de ir algún dia no se focalicen solo en la joda, vayan a las playas, no entren a la cueva de San Miguel, pero busquen esta playita, no se van a arrepentir.


Próxima parada: DUBLIN, a solucionar problemas con el banco.

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